Un día perfecto para dar una vuelta al Monte Calar. No demasiado calor, pero soleado, mucha agua, y todo en explosión veraniega tardía. Nunca me canso de este lugar.
Salimos a las 10:20 de La Aceña de Brañosera. Según está todo de vegetación, en vez de tomar el sendero que nos lleva a la entrada al monte junto al río, que supusimos estaría muy cerrado, subimos por la pista de las columnas hasta la primera y allí tomamos el camino viejo, en ese tramo casi perdido que nos adentra en el bosque.
Seguimos el camino hasta que se pierde, poco antes de llegar a las Barcenillas, cruzamos el arroyo y subimos hasta el Invernal de Adolfo, sin llegar al Cerezo. Un descanso, y volvimos a cruzar el río a la altura del Roblón de Peñablanca, ya caído. Desde allí recorrimos toda la zona alta del Calar, la más chula, y bajamos al Chozo del Prau del Toru.
En vez de comer en el chozo, decidimos hacerlo más abajo, porque se estaba nublando el día y había previsión de tormentas. Bajamos de los Abedulares por un viejo camino perdido en el monte hasta la pista que sube de La Aceña a la Pista del Calero de Brañosera. Comimos unos metros por encima de la Aceña, y acabamos la ruta a las 15:30, una buena hora para una ducha y una siesta.
Paseo muy tranquilo y disfrutando en mi zona preferida.
Datos de la Ruta:
- Zona: La Braña
- Tipo de Ruta: Circular
- Dificultad: baja
- Distancia: 10.15 Km
- Tiempo: 05:12 h
- Altitud mínima: 1184 m
- Altitud máxima: 1608 m
- Ascensión acumulada: 459 m
- Descarga datos GPS
Imposible cansarse de este magnífico bosque.
Su oxígeno, vida y color, rincones y magestuosidad le convierten en una auténtica joya natural.
¡Qué suerte disfrutarlo en cada una de las ocasiones, que nos relatas!
Ya vemos que también localizaste a las blancas de Majuelo en monte Calar.
Un saludo de 'Ojolince y Sra.'