Hace unos días me saludó un viejo amigo, Javier Landeras, y me contó que está haciendo un trabajo fotográfico por los montes de la zona. En la conversación surgió la posibilidad de dar un paseo por aquí, y cómo no, se mentó el Monte Calar, mi favorito.
Este lunes la idea se hizo realidad, y salimos, junto a mi yerno Diego, a dar una vuelta por el Calar.
No está en su mejor momento pero nos dejó buen sabor de boca.
Dejamos el coche en la Aceña de Brañosera, y subimos por Peralasecá hasta el camino viejo que nos llevó al arroyo. Visitamos el Cañón del Rubagón, y seguimos hasta las Barcenillas.
Seguimos por la Senda de los Gigantes hasta el Cerezu. Luego, junto al Roblón de Peñablanca cruzamos el arroyo y nos metimos de nuevo en el Calar. Llegamos a las Mesucas y bajamos por la cresta hasta el Chozu del Prau del Toru.
Luego, por Peranava hasta los Abedulares y regresamos a la Aceña por la pista que baja casi a derecho.
Cinco horas de baño de bosque, que siempre limpia el alma.
Datos de la Ruta:
- Zona: La Braña
- Tipo de Ruta: Circular
- Dificultad: Media
- Distancia: 8.21 km
- Tiempo: 4:46 h
- Altitud mínima: 1.172 m
- Altitud máxima: 1.588 m
- Ascensión acumulada: + 567 m
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